Presentación

Historia

La Facultad de Farmacia de Alcalá de Henares reúne dos tradiciones, la de la formación universitaria en esta disciplina y la de la Universidad Cisneriana.

Los precedentes de los estudios de farmacia se remontan a 1751, aunque en esta fecha todavía no fueran oficiales. Los farmacéuticos que formaban parte del Colegio pusieron en marcha un plan de enseñanzas con carácter voluntario para los practicantes de farmacia aspirantes a boticario.

A comienzos del Siglo XIX los estudiantes, gracias a las enseñanzas de Historia Natural, Química y Farmacia pudieron obtener títulos de bachiller, licenciado y doctor que estaban reconocidos oficialmente aunque no tuvieran rango universitario. A partir de 1830 contaban con un local subvencionado por los farmacéuticos donde se impartieron los cursos de farmacia con mejores medios.

La tradición universitaria se inicia en 1845 cuando el Ministro Pidal integra la Facultad de Farmacia en la Universidad. Estos estudios se impartieron en la misma sede durante 100 años. Muchas generaciones de estudiantes compartieron lugar de trabajo, ilusiones y esfuerzo para llegar a tener reconocida su profesión. Catedráticos que han pasado a la historia de la Farmacia han dado sus lecciones y han obtenido sus plazas en oposiciones desarrolladas en estas aulas. El traslado a la Ciudad Universitaria madrileña se produjo después de la Guerra Civil en el curso 1945-46.

La Facultad de Farmacia de Alcalá se inauguró a mediados de la década de los setenta del Siglo XX. La primera promoción egresó en el curso 1980-1981. Buena parte del profesorado actual pertenece a las primeras generaciones surgidas de sus aulas. En la antigua Universidad Cisneriana de la que forma parte no se habían impartido estudios de Farmacia. No obstante desde el Renacimiento se explicaban a los médicos disciplinas como la Materia Médica o la Nutrición. Estos contenidos posteriormente conformarían parte de la licenciatura de farmacia. Por tanto se puede decir que la farmacia actual participa de la tradición universitaria cisneriana.

Los estudios de Farmacia siempre se han ocupado de los productos naturales con acción farmacológica, en particular de los pertenecientes al mundo vegetal. En algunos casos las propiedades se explicaban de manera un tanto fantástica. Así sucedió con la mandrágora. Aparece en distintas obras medievales que representan el momento de la recolección de la planta efectuada atando un perro a su raíz. Para qué mientras bebía la arrancase de la tierra a pesar de los gritos que según la leyenda profería.

Se ha vivido una constante ampliación de la actividad del farmacéutico a lo largo del último siglo. En 1914 en el discurso del 177 Aniversario de la fundación del Colegio de Farmacéuticos de Madrid, José Rodríguez Carracido (Decano de la Facultad de Farmacia) declaraba: "La función del farmacéutico no se limita a servir el contenido de la farmacopea y los récipes que ordena el médico, sino que desempeña funciones sociales de trascendencia enorme a la higiene pública y a la salud colectiva".A partir de entonces los medicamentos se empezarán a preparar de manera estandarizada logrando garantizar la composición cualitativa y cuantitativa de las distintas formas de presentación. Todas estas tecnologías posibilitarán el diseño de principios activos que no sólo imiten a los naturales sino que los superen evitando dañar al órgano afectando exclusivamente al agente de la enfermedad como si de balas mágicas se tratase.

Como Profesora de Historia de la Farmacia he querido dedicar un espacio a la institución donde se enseñan las materias que constituyen nuestra licenciatura y a la evolución que éstas han sufrido a lo largo del tiempo.

Dra. Angustias Sánchez-Moscoso Hermida